Termina el verano en Pozuelo y comienza el curso político como lo hizo el pasado: con el anuncio de una nueva bajada del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI). La alcaldesa alardea de reducir los ingresos municipales en casi millón y medio de euros. Pero hay algo que no dice. Omite, en sus anuncios, que ingresar menos significa poder gastar menos. Significa que las políticas sociales, ya de por sí escasas, se verán reducidas este año. ¿Y eso a quién perjudica? A los de siempre.
Pozuelo, como le gusta vanagloriarse a la alcaldesa, es el municipio más rico de España. Pero esa no es la única realidad de nuestra ciudad. También seguimos siendo, según el estudio de Indicadores Urbanos 2021 del INE, uno de los 10 municipios con mayor desigualdad. Esta es una realidad que la alcaldesa y el Partido Popular se empeñan en no ver. Siguen creyendo que sí sólo hacen políticas para los ricos, sólo habrá ricos.
La reducción del IBI que aprueba el Equipo de Gobierno municipal, encabezado por Quislant es un ejemplo de política insolidaria y de mala gestión. Sólo beneficia a un puñado de ricos a coste de perjudicar a la mayoría social. A la reducción del tipo impositivo hay que añadir las bonificaciones por familia numerosa. Estas últimas son, directamente, una práctica de absoluta regresividad fiscal que perjudica al menos pudiente en beneficio de los que más tienen.
Pongamos un ejemplo muy sencillo: Tenemos dos familias con cinco hijos. Una vive en una vivienda con valor catastral de 75.000 euros, por ejemplo, en la zona del pueblo o de la estación. La otra vive en una vivienda de 300.000 euros. Con esta bajada del IBI, que la alcaldesa defiende tan orgullosa, la primera familia se ahorra 19 euros al año, mientras que la segunda se ahorra 550. Está claro que es una política injusta, ¿no?
Es urgente que la alcaldesa se centre en Pozuelo y en su realidad.
Pero no es sólo eso. De repetir esta política insolidaria el próximo año, la legislatura se cerrará con un ingreso de 6 millones menos. 6 millones que podrían haber servido para hacer políticas públicas que beneficien a la mayoría de los vecinos y las vecinas. Construir viviendas públicas para que nadie sea expulsado de su municipio por el elevado precio del alquiler; rehabilitar edificios para hacer frente a la pobreza energética y a los problemas de accesibilidad; construir una nueva escuela infantil pública; planes de refuerzo educativo y políticas activas de empleo; o dotar de recursos a los servicios sociales, son algunas de las políticas que se verán mermadas por la reducción de los recursos públicos.
No tiene sentido perjudicar a la mayoría social para que unos pocos puedan darse un capricho. Tampoco tiene sentido que la alcaldesa, se sume a la corriente de alcaldes del Partido Popular que no cesan de reclamar al Gobierno parte de los fondos europeos, al tiempo que promociona una nueva bajada fiscal.
En definitiva, es urgente que la alcaldesa se centre en Pozuelo y en su realidad. Que sea consciente de que esta ciudad tiene mucho más que rentas altas. Tiene vecinos y vecinas que necesitan de su Ayuntamiento políticas y servicios públicos que les hagan la vida un poco más fácil. Es urgente que la Señora Quislant abandone las políticas insolidarias, trabaje para reducir la desigualdad y se comprometa con no dejar a nadie atrás.