El alcalde socialista de Leganés, Santiago Llorente, es un mentiroso compulsivo. Es tan mentiroso que no le dice la verdad ni al médico. Su último gran embuste ha sido en la reciente presentación del documento más importante que maneja cualquier administración: el presupuesto, que ya en rigor legal ha presentado tarde; seis meses tarde exactamente.
Trataré de explicar con sencillez la chapuza presupuestaria perpetrada por el gobierno socialista con el apoyo de sus socios de Ciudadanos y la cómplice abstención de Leganemos-Más Madrid. La primera patraña de Llorente es muy evidente. Además la hace siempre, sus cuentas son el mismo cuento año tras año: dice que se va a gastar 190 millones de euros, pero no dice que, con suerte, sólo va a ingresar unos 170. Unos ingresos que tienen todos los visos de ir a la baja por la coyuntura económica que vivimos y a pesar de que nos gobierne el ‘Cobrador del Frac’ de los impuestos municipales. Y nacionales. Tampoco dice que, como son tan ineficaces en la gestión administrativa, pese a que nos cruje a impuestos, tenemos una ciudad a punto de desembocar en el colapso. Si es que no está ya.
Los socialistas son incapaces de superar la maraña administrativa creada por ellos mismos, lo que les convierte en generadores de empobrecimiento económico, social y cultural. A saber: Leganés es una ciudad sucia con ratas en las calles; nos hacen falta no menos de 80 policías para garantizar la seguridad de una ciudad en la que han aumentado los delitos graves, los agentes actuales están desesperados; no hay profesores ni en las escuelas infantiles ni en la escuela conservatorio; no cumplen sus compromisos económicos en los convenios (por ejemplo con los clubes deportivos); se cargan servicios públicos sin rubor (el último, el laboratorio municipal); y la actividad empresarial está paralizada, entre otra cosas porque no pagan en tiempo y forma a los proveedores.
los presupuestos de Llorente son continuistas en la forma y en el fondo
Nada de esto es nuevo, los presupuestos de Llorente son continuistas en la forma y en el fondo. Y tampoco tiene mucho sentido hacer siempre las cosas mal, pudiéndolas hacer bien. O al menos un poco mejor. Salvo que busque deliberadamente hacer un presupuesto mentiroso a sabiendas que no van a cumplirlo porque no saben ni quieren y, después, buscar un ‘chivo expiatorio’. En eso. Llorente es un experto.
Porque luego está la ‘madre de todas las mentiras’. El ‘chivo expiatorio’. El mantra de Llorente es que el Ayuntamiento funciona tan mal porque la interventora le frena los procesos administrativos. ¿Saben la opinión de la interventora sobre estos presupuestos? “Que el presupuesto, en cuanto a justificación de ingresos, es inconsistente; que es imprudente en cuanto sus previsiones; que es parco en lo relativo a los gastos que se pretenden acometer; y que el presupuesto no se ajusta a la realidad, que es ficticio”. No lo digo yo, son palabra de la interventora. La misma que luego les echará para atrás los expedientes por inconsistentes, imprudentes, parcos y ficticios. Pero Llorente y su gente le seguirán echando la culpa a la máxima habilitada nacional en materia económica: la interventora; pese a que se lo está advirtiendo con mucha antelación.
Señor Llorente, déjese de cuentos y elabore unas buenas cuentas.