En el Pleno de febrero conseguimos que se aprobara la constitución de una mesa participativa sobre salud mental que, entre otras cosas, elaborara de una estrategia local para prevenir la cronificación de los estados de ansiedad, tristeza, miedo o depresión que muchos vecinos y vecinas han empezado a padecer a raíz de la pandemia. 

Todos los expertos y expertas en salud mental están alertando a las autoridades del gran problema que ya tenemos encima: lo que llaman la cuarta ola de la pandemia, una avalancha de problemas de salud mental derivados de las terribles situaciones vividas en este último año.

Para ello, es indispensable que todas las administraciones redoblen esfuerzos, precisamente en un ámbito de la salud que está infradotado, desde el Gobierno de España al Ayuntamiento de Getafe, pasando, por supuesto, por la Comunidad de Madrid que tiene que incrementar sustancialmente los recursos destinados a tratar y prevenir los problemas de salud mental. 

Pero no solo es necesario invertir en salud mental —que lo es—, sino que es fundamental atajar las desigualdades sociales. Que las personas se desarrollen desde la infancia en unas condiciones favorables de existencia, con una garantía de ingresos económicos, sin sensación de riesgo o discriminación a causa de su origen, condición, orientación sexual, identidad, discapacidad, etc. Porque en la medida que podamos prevenir las causas sociales que generan y agudizan los problemas de salud mental, estaremos promocionando y generando beneficios en la salud.   

Porque hoy se sabe que los problemas de salud mental no se abordan solo desde el ámbito psicológico y psiquiátrico, sino que hay que abordar los determinantes sociales que los causan para encontrar las soluciones que los prevengan y los corrijan.

Pero también es importante ordenar e incrementar los recursos clínicos disponibles para una identificación temprana de los trastornos de salud mental, así como un abordaje precoz y acompañamiento terapéutico en todos los ámbitos y en todas las edades. Desde las escuelas hasta los centros de mayores.

Y es que además de justo, invertir en salud mental es beneficioso para el conjunto de la sociedad. Aseguran los expertos que la inversión en salud mental es absolutamente rentable. Estiman que, por cada euro invertido en prevenir la depresión, se revierten 10€ al sistema público debido al ahorro sanitario, pero fundamentalmente porque la gente puede hacer su vida con normalidad.