Se acumulan los escándalos en el Ayuntamiento de Móstoles. Aprovechando la resaca de las elecciones a la Comunidad de Madrid se cesa al Interventor municipal.

Un puesto reservado a un funcionario de alto nivel con habilitación nacional y que llevaba al servicio de la administración local desde hace más de 20 años.

Era algo que se veía venir desde hace meses y desde el gobierno local han esperado el momento oportuno para que no les perjudicara electoralmente (algo que a la vista de los resultados obtenidos no ha servido de nada).

Este cese, que atiende más bien a una purga política, no deja de ser una nueva cacicada del gobierno de Noelia Posse y compañía.

La alcaldesa de la ciudad actúa como la Reina de corazones y al menor descuido ordena que te corten la cabeza.

Al Interventor municipal, no valió de nada que el propio Ministerio de Hacienda dijera, en un informe solicitado por el propio equipo de gobierno, que no procedía el cese, y eso que la dirección del mismo corresponde a un socialista y podía haber barrido para casa.

¡El propio ministerio no veía causas que motivaran su cese!

Por cierto, el informe del Ministerio de Hacienda, fue solicitado por el Grupo Municipal de Vox en reiteradas ocasiones y se nos negaba de manera reiterada con excusas y pretextos que por supuesto nunca nos creímos.

La negativa a facilitarnos dicho informe ahora está clara, no solo no era favorable a sus intereses, sino que además favorecía y reforzaba el puesto del Interventor municipal.

Debido a la contundencia del informe y como no podían justificar su “pérdida de confianza en algún hecho objetivo”, han intentado vincular al funcionario con tramas de corrupción de Púnica y Gürtel, sin demostrar ni aportar pruebas que avalen dichas afirmaciones.

Pero esta "limpieza" se produce en el año 2021, después de que el funcionario haya trabajado 6 años para esta administración socialista. ¿No existían los mismos motivos en ese tiempo para retirarle la confianza?

Y es que el cese se produce ahora como consecuencia de una denuncia que el propio Interventor interpuso ante el Tribunal de Cuentas. Esta denuncia era fruto del propio trabajo de fiscalización y las irregularidades detectadas, quedaron plasmadas en los informes de Control Financiero Permanente.

Se detectó una condonación de una deuda de 2,5 millones de euros contraída con el Ayuntamiento por una empresa privada. La condonación de deuda, no estaba avalada ni sustentada por informe legal ni técnico, y se aprovechó a adoptar esta decisión en ausencia del propio Interventor, ya que este había presentado dos informes negativos al respecto.

Esta maniobra, propia de trileros, es a lo que nos tiene acostumbrados el equipo de gobierno de la Señora Posse. Les sienta muy mal que se les recuerde la pésima gestión que hacen desde que entraron a gobernar, pero las pruebas son más que evidentes.

El principio del mandato estuvo plagado por nombramientos de familiares y amigos de la propia alcaldesa, lo que la puso en la portada de todos los medios de comunicación.

Esto provocó una crisis con sus socios de gobierno y acabó siendo reprobada por todos los concejales de la Corporación salvo por los de su partido.

En este tiempo, la gerencia del Instituto Municipal y la cúpula de la Gerencia de Urbanismo ha sido cambiada en su totalidad porque quedó demostrado que la componían personas afines al PSOE y que además que no disponían de la capacitación profesional para el desarrollo del puesto.

Se suceden sentencias condenatorias contra el Ayuntamiento de Móstoles por ceses irregulares o despidos improcedentes, como el del Director de Hacienda y otras sentencias desfavorables por generar indefensión y vulnerar los principios de igualdad, mérito y capacidad en los procesos para cubrir plazas en puestos de libre designación…

Fruto de esta manera despótica y tirana de actuar propia del gobierno de Noelia Posse se ha tenido que reformar hasta dos veces más el gobierno local.

Una de ellas, en octubre de 2021, tras el cese del Concejal de Hacienda, al que cortaron la cabeza, por no plegarse a ciertas órdenes.

Y otras más, tras la reciente “jubilación” de la Concejal de Igualdad.

Y eso por no hablar de otras purgas internas en los puestos de confianza, que se llevaron por delante varios puestos, como el de Jessica Antolín (asesora del área de presidencia).

¿Estaremos ante el último escándalo? Parece que no.

Quedan por delante dos años de mandato y tantos odios y recelos en el seno del gobierno pueden hacer que el polvorín salte por los aires.