La situación ha sido la siguiente: el Barça obtiene un permiso para reforzarse tras la lesión, de 6 meses de Dembelé -un jugador que llevaba ya varios meses sin jugar ni un minuto con el Barcelona-; la dirección deportiva del club catalán se pone manos a la obra oteando el mercado nacional y, tras desechar las opciones de Rodrigo y Loren por caros, se fija en Braithwaite; el Lega, que se niega a negociar su venta, ve como le quitan a su máximo goleador a cambio de la cláusula, fijada en 18 millones de euros.

De esta forma, y con el consentimiento de la Federación, se adultera una competición en la que, como siempre, el que sale perdiendo es el equipo pequeño. El Barça, a base de talonario, deja muy mermado a un Lega que tendrá que afrontar los últimos meses sin su principal referente ofensivo.