Se trata de una batería de papel desechable que se alimenta de energía a partir de líquidos como la sangre, la orina o el sudor. Los artífices son investigadores ICREA en el Instituto de Microelectrónica de Barcelona (IMB-CNM) del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas).  

Neus Sabaté, una de las investigadoras, destaca que estas baterías sostenibles, que se insertan en pruebas de diagnóstico, presentan una electrónica muy sencilla porque constituyen a la vez una fuente de energía y un sensor. Sabaté considera fundamental la introducción en el mercado de estos dispositivos, concebidos con el menor número de componentes posible para reducir su impacto ecológico.  

Batería desechable, ¿cómo funciona?

“Queríamos hacer fuentes de energía pequeñas para móviles y portátiles. Pero la industria de baterías a nivel macro evolucionaba muy rápido ante el reto de alimentar los móviles del futuro. Como perdíamos el tren a nivel industrial, trabajamos con líquidos biológicos para obtener energía de fluidos como, por ejemplo, zumos y otros como la sangre, el sudor, las lágrimas…”, cuenta Sabaté. 

“Encontramos la aplicación perfecta al hacerme un test de embarazo”, dice la investigadora. Este llevaba una pila de botón con la batería cargada casi al 99%. “Juntamos ideas: utilizar fluidos y alimentar una batería”, señala Neus. 

La batería consiste en un trozo de papel con dos electrodos que están durmiendo. Cuando la orina llega a la batería, se despierta porque el líquido hace de electrolito y empiezan a generar energía durante los minutos que se necesiten.