En los niños, el apetito y las necesidades nutricionales no crecen al mismo tiempo. Hay etapas en las que manifiestan menos apetito e, incluso, malestar a la hora de cada comida. En la mayoría de casos, no hay una causa justificada que motive la falta de interés por la comida. La ingesta sube y baja por épocas: aumenta en la época de los 6 a los 9 meses y disminuye de los 15 a los 24 meses.
Lo más importante, y como siempre repetimos en esta sección de niños, es identificar el problema, intentar ponerle una situación y no perder los nervios.
1. ¿Posibles problemas de salud?
El primer punto que hay que descartar cuando el niño o niña pierde interés por la comida es la existencia de un posible problema de salud. Acudir al pediatra para que descarte cualquier problema, puede dejarnos más tranquilos. Si el crecimiento de nuestro hijo está dentro del percentil y tiene una salud de hierro... ¡manos a la obra!
2. Comida variada y divertida
No consiste en hacer de la comida un juego, más bien en convertir los platos y menús semanales en un motivo de disfrute. Puede que el primer día el intento no sea efectivo, pero es importante no desistir y seguir ofreciendo a los pequeños nuevos alimentos de forma paciente y sin forzar.
Combinar sus alimentos favoritos con aquellos que detesta funciona en algunos casos. Pero, suele ser efectivo plantear la comida como un juego sensorial, en el que no hemos venido a sufrir, sino a pasarlo bien.
Comer en familia es uno de los mejores tips ante la inapetencia infantil
3. Mamá y papá, ¿por qué no coméis?
Muchas veces, nos preocupamos tanto por su alimentación y crecimiento que les dedicamos la hora completa. Después, los padres y madres sacan unos minutillos para ellos y hasta la próxima comida. ¿Qué te parece si damos la vuelta a este planteamiento? Eres su máximo referente, así que siéntate a la mesa y disfruta de la comida junto a ellos. Inculcar buenos hábitos alimentarios es fundamental.
¿Sabes cuáles pueden ser las causas? Este es el primer paso para saber qué le sucede al niño o niña y tomar decisiones.
- Proceso de aprendizaje inadecuado. Si la hora de la comida se ha convertido en una auténtica pelea, los niños y niñas rechazarán aún más este momento. Es un círculo vicioso difícil de corregir. Así que, ármate de paciencia, acércate a tu hijo o hija y haz un ejercicio de comprensión.
- La anarquía en los horarios o el picoteo entre horas. Concretamente, si hablamos de un exceso de dulces, chucherías, ultraprocesados...
- Causas físicas: brote dentario, enfermedad intercurrente, accidentes, etc.
- Acontecimientos familiares o sociales como el nacimiento de un hermano, el inicio de la escolarización, un cambio de domicilio, el fallecimiento de un familiar, etc.