ALCALÁ DE HENARES | Torres de la Alameda, un lugar para descubrir

A tan solo cuarenta minutos de Madrid capital, Torres es un sitio ideal para una escapada de un día

A tan solo cuarenta minutos de Madrid capital, Torres es un sitio ideal para una escapada de un día

Vista de Torres de la Alameda desde el parque del Calvario.

Imagen: Redacción

 

Quizá no hayas escuchado hablar nunca de Torres de la Alameda, tampoco es uno de los habituales en esas listas tan de moda de los pueblos más bonitos de Madrid, pero este pequeño municipio, -a tan solo cuarenta minutos de Madrid capital y veinte de Alcalá de Henares-, tiene mucho que ofrecer.

 

 

Por la carretera M-224, mientras se deja detrás una vista panorámica de las cuatro torres (casi cinco), tras un cambio de rasante, Torres de la Alameda aparece justo en frente como una mancha de casitas blancas en un telón de montes verdes y pardos. La torre de la iglesia se alza orgullosa entre los tejados rojos y los campos de cebada ondulantes saludando al visitante y guiándolo hacia en línea recta hacia el centro del pueblo. Pero para aparcar y empezar a callejear, te recomiendo que aparques en el recinto ferial, justo enfrente de la comisaría

 

 

Torres de la Alameda es un municipio de menos de 8.000 habitantes en el este de Madrid. En las últimas décadas ha experimentado un crecimiento significativo, ya que a principios de los noventa apenas contaba con 3.000 habitantes. Su cercanía a la capital y a Alcalá de Henares, además del desarrollo de su polígono industrial hicieron que Torres comenzara a crecer con distintas urbanizaciones situadas alrededor del casco antiguo. 

 

 

Un poco de Historia

 

No obstante, aunque este aumento de la población sea bastante reciente, ya desde época neolítica y calcolítica, -alrededor del III milenio a. C-, hay evidencias arqueológicas que confirman la existencia de poblamientos en el término municipal de Torres de la Alameda. Alberto Polo Romero es uno de los arqueólogos que ha estudiado un yacimiento sorprendente y paradigmático “El Perdido”, que fue encontrado en el polígono industrial durante las obras de construcción de una nave. En este yacimiento se halló un enterramiento colectivo de época calcolítica en el que en un una fosa de pequeñas dimensiones se encontraron restos humanos de 34 individuos.

 

Yacimiento

 

La gran cantidad de restos arqueológicos encontrados en la zona, -la mayoría de ellos en intervenciones de emergencia-, han sido estudiados por César Heras Martínez, el arqueólogo municipal, que conserva muchas de estas piezas en la antigua biblioteca municipal que se ha convertido en un auténtico museo.

 

 

La ermita de la Soledad y la exposición de la Sabana Santa

 

También hay constancia de la presencia romana en Torres de la Alameda, una de las pruebas más visibles es una estela funeraria que fue reutilizada como sillar en la construcción de la Ermita de la Soledad.  Se trata de una lápida que conmemora a una mujer, y en la que se puede apreciar la forma de un trébol de cuatro hojas y la inscripción “FVSCI NA FUSCINAES  TTURICVN.FHS.E.S TTL”. Según la historiadora María  Jesús Torquemada esta mujer era "natural y vecina de una población que ya entonces se denominaba Turres", sin embargo para Pilar González Conde es una muestra entre las etnias oriundas que denominaban Metturi al poblamiento y los colonos habían fusionado el gentilicio romano domitii y la gentilidad indígena de metturicum. En cualquier caso existe cierto acuerdo entorno a que el municipio se consolidó en época romana y visigoda. 

 

 

La ermita de la Soledad donde se encuentra esta estela es bastante posterior, data de los siglos XVI-XVII, y al igual que la iglesia parroquial es de estilo renacentista. Es una construcción sencilla de planta cuadrada y que formaba parte de un conjunto de cuatro ermitas situadas en los puntos cardinales de la localidad. Además de esta queda en pie la ermita de San Bartolomé situada en el cementerio y conocida como la ermita del Cristo del Amparo, las dedicadas a San Roque y a Santa Susana se perdieron. 

 

 

Una vez al año, en Semana Santa, la ermita de la Soledad se convierte en el cofre de uno de los mayores tesoros de Torres de la Alameda. Solo durante esos días se expone una de las copias auténticas de la Sábana Santa mejor conservadas de Europa. Este lienzo de 1620 siglo XVI fue pintado según la sábana Santa de Turín y se considera una copia auténtica por haber estado en contacto con la original. Además también se expone un “lignum crucis”, un pequeño fragmento de la cruz de Cristo. Este año se espera poder abrir la exposición, aunque todo depende de cómo evolucionen las medidas sanitarias en el próximo mes. 

 

 

La Iglesia Parroquial reabre sus puertas tras la restauración

 

Continuando con el hilo histórico tras la presencia visigoda en  712 Torres ya estaba bajo la dominación musulmana y continuó siendo una pequeña, aldea, una zona de paso entre Toledo y Alcalá de Henares. La huella más significativa de este periodo se materializaría algunos siglos después en la construcción de una iglesia de estilo mudéjar aprovechando una torre fuerte musulmana. La base de la torre de la iglesia actual se corresponde con aquella fortificación que se empleó después como campanario en el siglo XIII. En esta época Torres de la Alameda se convirtió en una de las veinticinco aldeas dependientes del burgo de Santiuste (Alcalá de Henares). En documentos administrativos aparece como la aldea de Valdetorres con una población de 15 aldeanos (con sus familias).

 

 

La iglesia parroquial que puede visitarse en la actualidad se construyó entre los siglos XVI y XVII sobre la antigua iglesia mudéjar. Durante bastante tiempo la iglesia ha permanecido cerrada con motivo de las restauraciones, pero a finales de febrero volvió a abrir sus puertas. Esta construcción renacentista, situada en la Plaza del Sol constituye el centro neurálgico del pueblo. Durante la Guerra Civil, la torre de la iglesia fue mochada y se quemó el imponente retablo barroco que ocupaba el ábside. En la nave lateral izquierda de la iglesia se encuentra la capilla de la Virgen del Rosario, la patrona del pueblo. En las trompas que dan paso a la bóveda en esta pequeña capilla puede apreciarse el escudo del pueblo con tres atalayas y tres manojos de espigas. También en la plaza del Sol puede verse el Ayuntamiento del pueblo, una construcción de estilo moderno de 1983 obra de la arquitecta Elena Nieves.

 

 

 

Hostelería y tradiciones

 

Las fiestas patronales, en honor a la Virgen del Rosario se celebran en torno al 7 de octubre. Esas fechas también son una buena ocasión para visitar Torres, especialmente para los aficionados a los toros. En la localidad hay bastante tradición taurina que puede constatarse visitando la plaza de toros (una de las más grandes de los pueblos de alrededor), o la Taberna Casa Manolo, una  taberna taurina fundada en 1927 y conocida por sus caracoles

 

 

En cuanto a la oferta de bares y restaurantes, además de Casa Manolo, el bar Ropero o el bar Sol son los de toda la vida, aunque a lo largo del Paseo de los Pozos puedes encontrar otras opciones también muy recomendables y asequibles como el Cafelito (que dispone de terraza) o el Pajar. Pero si te apetece algo más internacional, entonces te recomiendo la Pizzeria Mayor o la parrilla argentina Caminito. 

 

 

Conocer el entorno natural

 

Si después de callejear entre las casitas blancas y encaladas del pueblo, y de visitar los principales monumentos todavía te quedan fuerzas para más, pueden realizarse numerosas rutas por los alrededores a pie o en bicicleta para conocer el entorno natural o incluso llegar hasta los pueblos limítrofes como Loeches, Valverde, Pozuelo del Rey o Campo Real. Muchas de estas rutas están referenciadas en Wikiloc

 

 

Como un paseo de intensidad moderada está la ruta del Mirador de los Pájaros, al principio es bastante llana, aunque luego comienza a empinarse, pero el esfuerzo merece la pena para poder disfrutar de una vista panorámica de los pueblos de alrededor e incluso de Madrid si el día está claro. También puede llegarse en coche a través de un camino que se desvía en el lado derecho de la carretera de Campo Real. 

 

 

La opción para los más aventureros puede ser explorar el Cerro de las Cuevas. Se llega a través del primer desvió a la izquierda en la carretera de Valverde y no hay camino para llegar a las cuevas, la única manera de acceder es campo a través. Los mayores del pueblo suelen contar que en una de esas cuevas durante la Guerra Civil se escondió Don Higinio, el párroco del pueblo.  

 

 

Si lo que te apetece es simplemente un paseo tranquilo cualquiera de los caminos que salen hacia los pueblos de alrededor es un acierto, el más llano es el camino de Valverde, aunque personalmente recomiendo el camino de Nuevo Bactán, desde el que puede verse el palomar abandonado de la Dehesa de Torres o el llamado “pico del Bú” a la izquierda. 

 

 

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