Pablo Arias regresa a Bruselas en un arranque de legislatura que afronta con una combinación de “ilusión y preocupación”, sentimientos encontrados ante la proliferación de partidos que cuestionan la política comunitaria en favor de una mayor autonomía para los países miembros y que se suma a los ya tradicionales retos que arrastra la Unión Europea.
¿Cuál es el papel de España en la UE?, ¿cómo se gestiona el Brexit? y ¿cuál es el modelo de gestión que debe imperar en Europa? Son muchas las cuestiones que se abren en la que es, sin duda, una de las etapas políticas más convulsas del Viejo Continente y que supondrá un punto de inflexión en el futuro de la UE.
Nuevos horizontes
Arias regresa a la que ha sido su ‘casa’. Vuelve a integrar la Comisión de Mercado Interior y Derechos del Consumidor (IMCO) como ya hiciera en anteriormente en 2009. Un extenso bagaje que le permitió ser testigo de la vertiginosa evolución del mercado tecnológico al que “Europa no había prestado atención”. Un argumento que fundamenta en el declive del que había sido el buque insignia de las telecomunicaciones, ‘Made in Europa’: Nokia. La marca finlandesa perdió su liderazgo en detrimento de terminales norteamericanos y asiáticos.
Su labor se centró en plantear un grupo de trabajo sobre el Mercado Único Digital, aunando Parlamento, importantes empresas del sector, colectivos y asociaciones, dando como resultado conclusiones que, posteriormente, sirvieron a la Comisión Europea para plantear una estrategia de adaptación del Mercado Único al entorno Digital. Ahora retoma lo que empezó hace una década, esta vez, como vicecoordinador del Grupo PPE con las miras puestas en “hacer un Mercado Interior más ágil y competitivo, recuperando el terreno perdido y poniendo a la UE a la cabeza de la 4ª Revolución Industrial”.
Un horizonte ambicioso que comparte con el protagonismo al Medio Ambiente, aunque reconoce, “no debe ser un lastre para ser competitivos a nivel mundial”.
No se puede cambiar en los despachos lo que se ha elegido por sufragio y por consenso
En el punto de mira
La demoledora crisis económica, los fantasmas de los nacionalismos, populismos y extremismos son los ingredientes que dan como resultado la receta que “pone en entredicho” el proyecto europeo. La solución pasa por perseguir la unidad, en pos de una convivencia a la que, hoy más que nunca, se llega a través del “debate, el diálogo y alcanzando acuerdos” entre quienes la defienden, anulando a aquellas fuerzas que “solo buscan destruir este espacio de entendimiento”. “Estamos viviendo el momento más largo de la historia de paz y prosperidad. Esto es lo que nos jugamos”, advierte.
Una postura que, aunque lógica, resulta complicada ante el escepticismo de la población y el reparto de los ‘top jobs’ que se está produciendo en las últimas semanas y que ha enfrentado al Parlamento y la Comisión, especialmente, por su presidencia. La alemana Úrsula Von der Layen es la candidata a presidir la Comisión Europea, sin tener en cuenta las propuestas del Parlamento Europeo, la única institución elegida de manera democrática. “No se puede cambiar en los despachos lo que se ha elegido por sufragio y por consenso”, asegura Arias, insistiendo en que “el mensaje a los ciudadanos es que no se les toma en serio”. Decisiones ‘arriesgadas’ teniendo en cuenta la aparente apatía de la sociedad en una institución que les resulta lejana, casi ajena y que, en realidad, marca “la legislación nacional”.