Ya llegó el verano, ya llegó la ola de calor y el que no pague a las eléctricas se quedará sin aire acondicionado.
Un verano más, y después de imponernos la tarificación por tramos, el precio del MKw vuelve a pegar un subidón sin precedentes, segundo récord histórico, con un kwh a 0,2677 euros y los consumidores sin nada que decir.
Nos suben el precio, nos cambian las tarifas, nos mandan unas facturas incomprensibles... Y no podemos decir ni mú, porque la otra opción es quedarse sin luz, ¿y quién puede vivir sin electricidad en estos tiempos?
Además, la opción de pasarse a las renovables o ser autosuficiente, ponerse placas solares, un molino eólico o un generador de gasolina son alternativas difíciles de contemplar. El tema de las placas solares suele pasar por las propias compañías eléctricas; los molinos de viento no son muy efectivos, al menos en la mayor parte de nuestra región y el generador da cargo de conciencia, si intentamos evitar la famosa boina de contaminación.
Una política que, desde luego, no tiene mucha pinta de socialdemócrata
Especialmente sangrante es el tema de las placas solares, con las que se puede ahorrar, sí, pero no termina de parecer del todo justo para el consumidor, que aparte de estar obligado a pagar más de lo que cobra por cada kilovatio que vierte a la red, como las baterías no son del todo efectivas, ni sostenibles, no tiene más remedio que seguir pagando la conexión a la eléctrica de turno y el consumo nocturno, claro.
Pero no se preocupen, que ya nos reducen el IVA de la luz, así pagaremos un poco menos, pero lo haremos en detrimento de los impuestos que percibe nuestro estado, no lo que se embolsan las grandes compañías. Una política que, desde luego, no tiene mucha pinta de socialdemócrata.