Según apuntan desde el consistorio moralejeño podemos hacer una distinción en torno a dos áreas: la primera iniciativa se basa en la posibilidad de agrupar los préstamos formalizados correspondientes a los diversos fondos de financiación; acción que facilitará el pago de los mismos unificando el tipo de interés, la nulidad teórica de amortización y establecerá un plazo de carencia que será igual al superior de los préstamos adquiridos.  En segundo lugar, la modificación de las condiciones financieras “de los préstamos en particular” se ampliará en 10 años más, lo que supone reducir la carga que pesa sobre los hombros de la casa consistorial. 

 

 

 

A modo de puntilla, el consistorio ha defendido que de esta manera se “encauzará la deuda del ayuntamiento con cuotas mucho más reducidas”; algo que se lleva reclamando durante años por los consistorios más vilmente azotados por situaciones financieras ‘insostenibles’.