Parecía una idea diluida, un sueño imposible para una ciudad que lo apostó todo por Madrid 2012. ¿Lo recordáis? La capital se volcó para acoger unos Juegos Olímpicos que hubieran dado un impulso tanto al deporte como a la economía de una ciudad necesitada de estímulos tras la crisis económica que había vivido el país. Con Londres como ciudad elegida por el COI, había que fijar otro objetivo: Madrid 2020.
Tampoco pudo ser. Tokio se llevó “la perra gorda”, dejando a Madrid con una “cup of café con leche in Plaza Mayor”, pero sin Juegos Olímpicos a la vista. Ahora, con nuevo alcalde al frente, la ciudad va dejando caer, a cuentagotas, la idea de retomar el proyecto que pondría a Madrid en el mapa deportivo durante más de cuatro años.
Por suponer, supondría, entre otros logros, atraer un gran número de turistas que, como sabemos, dejarían grandes cantidades de dinero en nuestra ciudad. También, la posibilidad de explotar la imagen de una ciudad moderna, que cuenta con unas instalaciones deportivas adaptadas y con unos medios de transporte a la altura –habrá que trabajar en ello, que diría aquel-.
La idea venía reflejada en el programa político de un José Luis Martínez-Almeida
La idea venía reflejada en el programa político de un José Luis Martínez-Almeida que, al no tener previsto salir elegido primer edil de la capital, tiene que ir ejecutando, como pueda, los proyectos que había planteado. Ahora bien, si Madrid sale elegida como sede de los Juegos Olímpicos de 2032, pasaría a la historia al ser el alcalde que lo ha logrado, sumándose un tanto inigualable.
Los más cercanos al Comité Olímpico Internacional (COI) coinciden en que, ahora sí, Madrid podría ser la gran favorita para acoger los JJOO. Quizá, más por redimir las heridas del pasado, que por los propios méritos. Pero, claro, no todo podía ser tan bonito para Madrid. Barcelona ha entrado en juego con su candidatura para los Juegos de Invierno del año 2030, lo que impediría que el COI, a no ser que se vuelvan todos locos, acepte dos candidaturas consecutivas en el mismo país. Todo esto nos deja la misma duda de siempre, ¿soñar o no soñar con un Madrid olímpico?