MADRID | Mar Jiménez: “Las Kellys son precarias y ahora, con el bicho acechando, más todavía”

La portavoz de ‘Las Kellys’ en Madrid nos cuenta en qué situación ha dejado el COVID-19 a las trabajadoras del sector

La portavoz de ‘Las Kellys’ en Madrid nos cuenta en qué situación ha dejado el COVID-19 a las trabajadoras del sector

Mar Jiménez, la primera en la fila, junto a otras compañeras del sector.

Imagen: Cedida por Mar Jiménez.

Alba Expósito

@exposito_alba

 

Cada mañana, entra en el grupo de Whatsapp que comparte con sus compañeras de profesión y, a sabiendas de que conforman uno de los colectivos más damnificados por la situación actual, siempre encuentra un mensaje de apoyo o una broma con la que alegrar los ánimos. Lejos de quedarse sin trucos, guarda algún as bajo la manga para sacarlo por la tarde, durante ‘la hora del cachondeo’, como a ella le gusta llamarlo. Y es que, la portavoz de ‘Las Kellys’ en Madrid, Mar Jiménez, lo tiene claro: “Ahora, lo más importante es arrimar el hombro, especialmente cuando se trata de levantar el ánimo a las chicas, porque bastante mal lo están pasando ya”. 

 

Del hotel al hospital, con lejía en mano

 

Mar ha cambiado las habitaciones del hotel por los pasillos de su casa y el activismo a pie de calle por el que se mueve en las redes sociales, pues, además de alegría en tiempos de coronavirus, la portavoz regional de ‘Las Kellys’ se encarga de informar acerca de cómo avanza la situación y, sobre todo, de hacer llegar a sus compañeras todas las ofertas de trabajo que se generan ahora en el sector. “Si algo tenemos Las Kellys es que somos solidarias. La mayoría de las chicas son jóvenes y no tienen problemas, así que, si cogen el bicho lo más probable es que no pueda con ellas y, ahora, hace falta mucho personal para reforzar la limpieza en centros sanitarios y en hospitales”, explica Mar Jiménez, al otro lado del teléfono.

 

Cuando habla de esta situación, Mar se refiere a las camareras de pisos que realizaban su trabajo en los hoteles a través de empresas externas, las cuales, según sostiene nuestra entrevistada, “fueron despedidas cuando se supo que los hoteles iban a cesar la actividad como medida de contención frente al coronavirus”. A Mar no le gusta recordar a sus compañeras la situación en la que se encuentran, pero lo cierto es que “Las Kellys son precarias y ahora más, con el bicho acechando”, recuerda.

 

“A estas chicas, que trabajaban por medio de Empresas de Trabajo Temporal, si les ha quedado paro, no les da para sobrevivir. Algunas tienen hijos o tienen que pagar un alquiler, así que necesitan agarrarse a las ofertas de servicio de limpieza en hospitales”, explica Mar.

 

De la precariedad laboral, estas mujeres han pasado a un escenario en el que las condiciones de seguridad tampoco son muy boyantes. La falta de material de protección para las personas que siguen trabajando durante este estado de alarma es un hecho y, tal como nos transmite Mar, “algunas de estas mujeres están trabajando con una bata especial que les proporciona la empresa que las contrata y poco más. La mayoría de las que llevan otras protecciones las reutilizan. Es así. Si falta para el personal sanitario, ¿cómo va a haber para el resto?”.

 



Los sectores más precarios son, en este momento, junto al personal sanitario, quienes están dando el callo

Entre el ERTE y los hoteles medicalizados

 

A Mar Jiménez no le gusta nombrar hoteles, de hecho, ella misma tiene firmado un acuerdo de confidencialidad en su lugar de trabajo, pero sí nos cuenta que las camareras de piso del hotel donde ella trabaja “se han ido a casa con ERTE hasta el 31 de agosto y puede que cuando la alerta sanitaria pase, se convierta en un ERE”. Además, la portavoz de ‘Las Kellys’ asegura que, “en los hoteles medicalizados, las personas que limpian son las mismas camareras que trabajaban allí y, por supuesto, sin buena protección. Tienen unos guantes de látex que reutilizan, lavándolos con lejía para intentar desinfectarlos. Pero es elegir entre esto o irse a la calle”. 

 

Al cuidado de ‘las chicas’

 

Para Mar, la portavocía de ‘Las Kellys’ en Madrid es una responsabilidad, pero ella misma reconoce que no le pesa el hecho de seguir trabajando por sus compañeras, desde la distancia y, por ende, más sola y con menos ayuda. Cuando habla de ‘las chicas’ se percibe una mezcla de compañerismo y cariño que hace que Mar se preocupe por compartir no solo ofertas relacionadas con el sector de la limpieza, sino de cualquier otro ámbito.

 

“Muchas compañeras necesitan seguir trabajando y ahora hay muchas ofertas de teleoperadoras, por ejemplo”, señala la portavoz, que asegura que, muchas de las camareras de piso tienen formación sanitaria, pero “al ser extranjeras sus títulos no son válidos en España y no ejercen”. Sin embargo, aprovechando los llamamientos que reclaman el trabajo de enfermeras y auxiliares, Mar hace llegar esta información a sus compañeras “para que prueben suerte y si además de ayudar a frenar al bicho, consiguen que, demostrando su trabajo, sus títulos valgan en nuestro país, mucho mejor”, confiesa. 

 

De precarias a ‘salvadoras’

 

Cajeros, reponedores, limpiadoras, camareras de piso y “todos los trabajadores y trabajadoras de los sectores más precarios son, en este momento, junto al personal sanitario, quienes están dando el callo”. Así lo expresa Mar Jiménez, que espera que la crisis sanitaria nos de varias lecciones y que, con ellas, las reivindicaciones de ‘Las Kellys’ se atiendan realmente. 

 

“No puede ser que se siga externalizando el trabajo de las camareras en los hoteles y que, ahora, se vean en la calle o con un paro mínimo. Tampoco puede permitirse que las mujeres que se dedican al servicio doméstico sigan trabajando sin contrato y que se queden con una mano delante y otra detrás o, lo que es incluso peor, que se aprovechen de su situación y las exploten por menos dinero del que ya cobran habitualmente”, manifiesta Mar.

 

Antes de terminar nuestra conversación telefónica, Mar me cuenta que, por la noche, va a terminar de coser unas mascarillas “porque Las Kellys siguen organizadas y donan este material a las residencias de ancianos de los barrios”. Pero, antes, toca sesión de ‘puerting’ con sus vecinos y vecinas mayores, con quienes habla en el descansillo, “sin que ellos lleguen a cruzar la puerta de casa”, donde, cuando es necesario, les deja la compra y, con ella, las monedas que les corresponden de vuelta. Eso sí, siempre se encarga de desinfectarlas antes para que 'el bicho', como ella llama al coronavirus, "no les entre"

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