La crisis provocada por el coronavirus ha hecho que los pequeños negocios sean los que más están sufriendo la caída de ingresos y como está mermando su economía. Por eso, los emprendedores han tenido que demostrar una vez más su creatividad y dar un giro a su negocio para sobrevivir y satisfacer las nuevas necesidades de la sociedad. Los emprendedores se han abierto a nuevos mercados o han reinventado las cadenas de producción con la fabricación de nuevos productos, demostrando que tienen una mayor facilidad para adaptarse que las grandes empresas. 

Un ejemplo de renovación lo encontramos en Gemma Prenafeta que bajo el eslogan ‘La ciudad está viva’ fundó Sharify, una startup que permitía a cualquier persona compartir su plan. Pero, ahora tenía un problema, con el confinamiento pocos planes se iban a poder compartir. Por eso, cambió su aplicación y pasó de querer compartir ciudades a conectar balcones y cervezas a distancia, de planes en persona a los digitales. Prenafeta afirmó que “teníamos dos opciones: cerramos y nos esperamos verano, o cambiamos radicalmente de aplicación de eventos a aplicación de planes en casa. Pasamos de compartir conciertos y teatro en la calle a compartir conciertos en los balcones y cervezas a distancia".

Las bodas han sido unos de los eventos más perjudicados en lo que llevamos de 2020 ya que muchas se han cancelado y otras se han pospuesto para el año siguiente. Por este motivo, Lydia García Repostería tuvo que optar por un plan b si quería que su negocio siguiera a flote. La emprendedora decidió digitalizar su modelo, pasando de vender tartas para bodas a realizar un servicio de venta online a domicilio de postres tradicionales. Además, para captar al público y dado que la harina y la levadura se han convertido en algunos de los productos más demandados durante esta cuarentena, su página web ofrece la realización de cursos en una plataforma virtual. Así lo confirmaba Lydia García “nuestra web será pública para que puedas hacer las recetas básicas en casa”.  

Sin embargo, empresas como Sepiia, una marca de indumentaria inteligente cuyas prendas destacan especialmente por la incorporación de la tecnología textil haciendo que sus prendas no se arruguen o no se manchen, entre otras características, ha podido continuar con su negocio que se basa en el ecommerce. Durante la pandemia han seguido diseñando nuevas colecciones que se adaptan perfectamente al homewear para teletrabajar, ya que son prendas que poseen propiedades como: el máximo confort, el bienestar, no dejan marcas de sudor y, además, mejoran la calidad de vida del usuario y generan menor impacto medioambiental en la sociedad. Por ello, las prendas de Sepiia se han convertido en un gran aliado para hacer más llevadero el confinamiento.