Hace años, era impensable creer que nuestros niños quisieran parecerse a nada que no fuese un futbolista de primer nivel. Cristiano, Messi o Neymar. Tres ejemplos que copaban los sueños de nuestros pequeños.
Hoy, sin embargo, un nombre se ha colado en el ideario de los jóvenes de nuestro país: Javier Fernández. El patinador lo ha ganado todo a nivel individual y se ha convertido en un referente del patinaje nacional.
Una descripción que ha confirmado en los últimos Juegos Olímpicos de Invierno celebrados en Pyeonchang. Javier se ha alzado con el bronce, sumando así la única medalla que le quedaba por conseguir.
"Es un premio a mi carrera deportiva", nos reconoce el propio deportista, que recibe un caluroso homenaje en la casa de uno de sus principales patrocinadores en Leganés, Laboratorios Ynsadiet.
Javier asegura que no se queda con el color de la medalla, "sino con la medalla en sí". Un metal que ha costado mucho esfuerzo conseguir: "lo más duro ha sido el intentar mantenerme en la élite durante mucho tiempo".
Durante su visita a los laboratorios, recibe el cariño de los trabajadores de Ynsadiet, un cariño bien merecido por ser un icono del patinaje en todo el mundo: "tengo la facilidad de poder impulsar este deporte, aunque sea también un trabajo duro y difícil sé que se puede conseguir con mucho trabajo".
En un futuro me gustaría poder tener un centro de alto rendimiento en España o en Madrid y, a medio plazo, ser un entrenador y poder enseñar a niños
El propio medallista es optimista de cara al futuro del patinaje, ya que, según afirma, "hemos tenido una evolución en los últimos años muy importante y creo que, con el trabajo suficiente, podemos seguir consiguiendo cosas".
Una vez que tiene la medalla colgada al cuello, es tiempo para echar la vista atrás y recordar sus primeros pasos. Leganés fue parte importante en su desarrollo, una ciudad en la que aún viven varios de sus familiares.
Con su ajetreada agenda, el hecho de volver a España le ayuda para recargar pilas: "como llevo tanto tiempo fuera, cuando vengo me alegra el poder volver a pasar un tiempo por aquí".
Su madurez, tranquilidad y, sobre todo, humildad, sorprenden en una persona que lo ha ganado todo. Ahora, Javier mira al futuro con respeto y con muchas ganas de afrontar lo que venga. "Todavía no sé cuál será mi siguiente meta. Es cierto que para la temporada que viene sí que me interesaría hacerme un campeonato de Europa".
Pero, una vez todo acabe, Javier no se alejará de las pistas: "en un futuro me gustaría poder tener un centro de alto rendimiento en España o en Madrid y, a medio plazo, ser un entrenador y poder enseñar a niños y facilitarles su carrera deportiva si quieren ser deportistas de élite".