Antonio Caballero
@DonAntonioCG
Son las 6:15 horas de la mañana. Suena el despertador, te levantas y te vas a la piscina. Completas tu primera sesión de entrenamiento. Después, afrontas una nueva jornada laboral en tu empresa de transporte. Tras un día duro de trabajo, vuelves a ponerte las zapatillas: ahora toca correr. Llegas a casa y toca ser el papá de cuatro niños.
La rutina, que puede asustar a cualquiera, es la rutina de Emilio Moreno, el ‘Ironman’ de Boadilla del Monte. Porque, aunque no tenga capa, Emilio se ha convertido en una especie de superhéroe para miles de personas que, gracias a sus hitos, han logrado mejorar su calidad de vida. Así lo pueden corroborar una quincena de niños y niñas de la aldea Nyumbani, en Kenia.
La participación de Emilio en el Ironman 70.3 de Barcelona en el 2015 sirvió para que la ONG Amigos de Nyumbani recaudase 5.000 euros, lo que se tradujo en la construcción de una escuela para niños y niñas huérfanos y enfermos de sida. En 2016, le tocó el turno a la Fundación Run4Smiles, para la que recaudó otros 5.000 euros, corriendo su primer Ironman en Lanzarote. Un reto que repitió un año más tarde, aunque, esta vez, por la Fundación Gil Gayarre.
“Me gusta asociar siempre el deporte y la solidaridad”, nos cuenta Emilio Moreno en plena preparación del Ironman de Vitoria, que se celebrará el próximo 14 de julio. Allí correrá por la Ataxia de Friedreich y por la Fundación Almar: “podemos hacer nuestra donación a través de la plataforma iHelp. El objetivo es recaudar el máximo dinero posible para que estos chavales puedan tener un día a día un poquito más fácil”.
La bici me ha apasionado siempre; mi abuelo hizo sus pinitos como ciclista y, desde pequeño, me lo ha inculcado muchísimo
Un Ironman diferente
Para todo aquel que aún no sepa de lo que hablamos, la prueba Ironman es una de las más duras que se puede encontrar en el mundo del deporte en la actualidad, un triatlón llevado al extremo: 3.8 kilómetros nadando, 180 km en bici y 42 km corriendo.
Los entrenamientos, por tanto, son de lo más exigentes: “trabaja mi padre conmigo y, entre los dos, nos organizamos bien para poder entrenar y poder tener un poquito más de libertad. Si tuviera que estar de 8 a 8 en una oficina con un jefe sería todo más complicado”.
Emilio, como les suele pasar a todos los triatletas, tiene sus preferencias entre las tres disciplinas: “la bici me ha apasionado siempre, mi abuelo hizo sus pinitos como ciclista y desde pequeño me lo ha inculcado muchísimo”.
Próximos retos
El ‘Ironman’ madrileño reconoce que sus hijos “son el motor”, además de considerarles sus “seguidores número 1”. Emilio considera muy importantes los valores que están recibiendo del mundo del deporte: “la disciplina y los valores que aporta el deporte me gusta para ellos”.
Vitoria será el siguiente paso en el mundo del Iromnan, un deporte, el del triatlón, que nos reconoce, “es muy caro”. Después, afrontará ‘su’ carrera, participando en el Challenge Madrid en septiembre, un medio Ironman con final en la Puerta del Sol.