Nunca será lo mismo estar vivo que sentirse vivo. Lo primero, solo requiere de saber respirar. Lo segundo, viene implícito en el carácter. Ser aventurero, no tener miedo –aunque sí respeto- y dejarse llevar, exprimiendo cada día de nuestra vida sintiéndonos en lo más alto de cada ola, en la curva más rápida y peligrosa del camino. Unir la pasión por la adrenalina con ayudar a aquellos que más nos necesitan, solo está al alcance de unos pocos. Personas como, por ejemplo, Juan Félix Bravo.

Para aquellos que aún no le conozcan, este fuenlabreño es uno de los mejores pilotos de motonáutica del mundo, un medio que le permitió escribir su nombre con letras de oro en el libro del Récord Guinness. Lo consiguió hace, ahora, 10 años, cuando recorrió 1.000 kilómetros en el Pantano de San Juan en tan solo 10 horas y 9 minutos. Como homenaje, este año ha completado su primer Rally Dakkar y se prepara para correr el segundo el próximo año.

Pero la vida no tendría sentido sin retos, sin metas que alcanzar. Por ese motivo, Juan Félix Bravo se ha propuesto dar el siguiente paso en su carrera deportiva. Una idea que llevaba dando vueltas en su cabeza desde hace varios años; una idea que, a veces por falta de patrocinios y otras por incompatibilidades laborales, siempre ha ido aparcando. Hasta este año.

Entre finales de septiembre y principios de octubre, Juan Félix completará la I Vuelta Ibérica a la Península en Moto de Agua, un reto solidario que le llevará a recorrer con su moto la distancia que separa Irún de Girona, pasando, evidentemente, por Portugal. “Este reto es una consecuencia de mi vida deportiva y de tener los conocimientos mínimos para afrontar una nueva aventura”, nos explica Juan Félix, que está preparando su asalto a las aguas que rodean a la Península Ibérica.

Nos recuerda que “ya he dado 8 vueltas a España, sin contar Portugal”, pero que le apetecía este reto de recorrer las costas de nuestro país y del país vecino. “Salimos desde Irún. Navegamos todo el Cantábrico; llegamos a Galicia. Damos la vuelta a Galicia, y ya con el Atlántico presente, bajamos todo Portugal hasta el Estrecho. Cruzamos el Estrecho, cogemos una pequeña parte del Mar de Alborán hasta el final de Almería, y hasta Girona, con el Mediterráneo”, nos desgrana el piloto fuenlabreño.