A estas alturas, de sobra es sabido que caminar es beneficioso para el perfecto equilibrio entre cuerpo y mente. Pero, aunque durante mucho tiempo hemos pensado que lo ideal era dar 10.000 pasos diarios, resulta que no es necesario llegar a la citada cantidad, ¡debemos tener en cuenta el contexto y la velocidad a la que caminamos!
En los países occidentales los adultos pueden pasar entre 9 y 11 horas diarias sentados. ¿Es tu caso? Entonces sabrás el dolor de espalda, el sobrepeso, la rigidez física y el estrés que esto supone. Pero no te frustres si no llegas a los famosos 10.000 pasos diarios, porque esta cifra se institucionalizó de la forma más aleatoria. “La cifra de los 10.000 pasos surgió a raíz de que Yoshiro Hatano, un investigador japonés, decidiera en la década de 1960 analizar el impacto de, precisamente, esta cifra de pasos”, explica el licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, César Bustos.
La cifra de los 10.000 pasos surgió a raíz de que Yoshiro Hatano, un investigador japonés, decidiera analizar el impacto de esta cifra en la salud humana
Céntrate en la intensidad
Los contadores de pasos registran los pasos que das a lo largo del día, pero no en qué contexto ni si esos pasos son seguidos ni a qué intensidad se realizan. Y tanto el tiempo como la intensidad se han revelado como las variables más importantes a la hora de obtener beneficios de la actividad física. El cuerpo funciona por estímulo-respuesta y debemos tener claro qué queremos conseguir para elegir la intensidad a la que se debe llegar; y esta intensidad se puede alcanzar tanto por tiempo como por duración, pero depende del objetivo que queramos lograr.
¿Conclusión? Sin obsesionarte con la cifra de los 10.000 pasos, utilizar un monitor de actividad física puede motivarte a moverte más, pero deberías caminar a buen ritmo y hacer también otro tipo de actividad física, sobre todo ejercicio de fuerza.