La modernización, crecimiento ordenado y equilibrado de una ciudad y su entorno dependen de los temidos y a su vez necesarios Planes Generales de Ordenación Urbana. Cuando la sostenibilidad y el medio ambiente cobran mayor interés y relevancia por parte de las administraciones públicas, resulta cuando menos paradógico que se sigan manteniendo los planes de ordenación urbana durante más de dos décadas sin actualizar.
Siempre he sido y seré un defensor de la modernización de la ciudad y que está a su vez sea cien por cien inclusiva y protectora con sus habitantes. Pues bien, que tremenda hipocresía social no actualizar los planes de protección urbanística que marcan la evolución de una ciudad. Llegados a este punto, se me plantean una serie de cuestiones y reflexiones: ¿No será que estas actuaciones necesariamente largoplacistas no interesa políticamente hablando?
Al tratarse de medidas a desarrollar a muy largo plazo, los cuatro años de mandato que dura una legislatura no son suficientes para anotarse tantos políticos. Eso sí, mientras tanto, traemos a los ciudadanos proyectos de convivencia verde, aunque no se de solución a los problemas habitacionales para nuestros jóvenes, no se diseñen las calles para que puedan desplazarse por ellas personas con discapacidad, no se mejore la movilidad...
Es necesario y urgente, la creación y puesta en marcha de la “Mesa de seguimiento y proyección continúa” de nuestro Plan General de Ordenación Urbana
La consecuencia inmediata de lo anteriormente expuesto es el envejecimiento forzado y prematuro de nuestras zonas centrales y casco antiguo. En definitiva, una deforestación social que se resiente en el comercio de proximidad, en la calidad de vida de nuestros mayores y en la obsolescencia de nuestro preciado patrimonio.
Por todo ello, es necesario y urgente, la creación y puesta en marcha de la “Mesa de seguimiento y proyección continúa” de nuestro Plan General de Ordenación Urbana, que nos permita contar con mecanismos de desarrollo, control y seguimiento en materia urbanística. Para ello, tenemos que ser responsables y dar ejemplo a los vecinos, desde la concordia, el dialogo, haciendo partícipes a todos los colectivos. Eso sí, no sé si las formaciones tradicionales, las de las canteras de crianza, estarán dispuestas a escuchar lo que quizás no les gusta escuchar.