Borja Garcés ha sido apartado del equipo por Asier Garitano por considerar que "es una aberración y una auténtica barbaridad". Garcés viajó a Melilla, estuvo en la ceremonia religiosa del sábado y cogió un vuelo a Madrid a las 14:30 horas. Llegó a la capital a las 16:00 horas y el partido era a las 21:00 horas. Con tiempo suficiente como para haber jugado. Pero, cuando estaba en el aeropuerto de Melilla, de regreso, se enteró de las declaraciones de Garitano. Fuera de la convocatoria y apartado.
"Mientras yo esté aquí, sé lo que voy a hacer. Estemos como estemos y pase lo que pase, ese chico ahora mismo, y mientras yo esté aquí, no volverá a vestir la camiseta del club", es la postura firme y dura de un entrenador que no tenía a otro delantero disponible en la plantilla y decidió, pese a que el equipo también está en una mala racha, imponer su autoridad. El Leganés perdió contra el Tenerife (1-3) y es antepenúltimo en la Segunda División. Hay quien piensa en Leganés que esta medida disciplinaria la utiliza Garitano para justificar los malos resultados.
Mientras yo esté aquí, no volverá a vestir la camiseta del club.
Borja Garcés entendió que la boda de un hermano era tan importante para él como el nacimiento de un hijo. Se saltó la prohibición del entrenador a sabiendas de que se metía en un lío, pero con la responsabilidad de estar disponible para jugar el partido y llegar con antelación a la hora de inicio. Su versión es que el club conocía el viaje y no tenía la prohibición.
Aún así, Borja Garcés pidió, a través de su cuenta de Twitter, perdón a la afición, cuerpo técnico, compañeros y club para intentar recuperar la normalidad. "Cometí un acto de indisciplina al ausentarme de un entrenamiento", dice el futbolista.