Ha sido casi un año de competición. Trabajar semana a semana para conseguir un objetivo común. El ascenso a Segunda B ya es una realidad. Los ‘Lolo’ Escobar, Rubén Blanco, Yelco, Albur, Goal, Guadaño y un largo etcétera de jugadores que han logrado que Las Rozas sea nuevo equipo de la categoría de bronce del fútbol español.
Un reto al que ha costado llegar, sobre todo, por lo complicado de una categoría, la Tercera división, que te atrapa y de la que es muy difícil zafarse. Han sido 11 meses de esfuerzo, de remar todos en una misma dirección. Con una primera vuelta de ensueño, la segunda nos enseñó que habría que luchar hasta el último minuto para lograr nuestro objetivo. Y así fue.
El equipo tuvo que pelear hasta el último minuto de la eliminatoria final del playoff de ascenso ante el Mallorca. Un momento mágico al que llegó después de sufrir, de remontar y de aguantar, arropados por el calor de unos aficionados roceños que se fueron animando a llenar las gradas de Navalcarbón según se acercaba el sueño de la Segunda B.
El segundo puesto en liga obligaba a tener que pelear, como mínimo, en tres eliminatorias. La primera, frente al Atlético Saguntino. El conjunto valenciano no iba a ser un rival sencillo. Así lo demostró en el primer encuentro. En su casa, en un pequeño campo en el que los aficionados locales anotan el primer gol, los de Sagunto vencieron por 2 a 0 a los nuestros.
Sin embargo, en la vuelta, la remontada fue posible gracias a los goles de Guadaño, Marín (en propia puerta) y Turégano. Un golpe sobre la mesa que servía para avisar al resto de rivales, además de para ganar en confianza de cara al resto de los playoff. En las semifinales, esperaba la Sociedad Deportiva Logroñés.
El empate a 0 en Las Rozas presagiaba una vuelta emocionante, en la que el gol de Albur fue clave para conseguir el pase a la final. El empate a 1 favorecía a los de ‘Lolo’ Escobar, que eran conscientes de que solamente 180 minutos les separaban de hacer realidad su sueño.
Quizá sea buen momento para recordar que, hace justo un año, estábamos ascendiendo a Tercera división
El rival era un filial: el Mallorca B. Los baleares y los nuestros se lo jugaban todo a una carta, aunque debían ser inteligentes. El hecho de que la eliminatoria durase 180 minutos influía a la hora de plantear ambos partidos. El lema “Infierno azul” recibía a los dos conjuntos en una mañana calurosa de junio. Navalcarbón era el escenario de la primera batalla.
Y cuando los aficionados aún se colocaban en sus asientos, llegó el primer tanto de la eliminatoria. Un gol mallorquín. Stephen ponía por delante a los visitantes con un gol tan rápido como bonito. A los 13 segundos de partido, los baleares ya mandaban en una eliminatoria que se les ponía de cara.
Tocaba reaccionar. A pesar del mal inicio de partido, Las Rozas se recompuso de la mejor forma posible. En el minuto 20 de la primera mitad, un remate majestuoso de cabeza de Goal valía para empatar la final del playoff. Todo empezaba de cero. El impulso de confianza que aportaba la igualada, servía para los roceños se viniesen arriba. Un impulso que sirvió para que, en el 36, Cobos anotase el segundo gol de los locales. Con un remate inverosímil en el segundo palo, ponía en ventaja a los azules.
Y con el 2 a 1 se viajaba hasta Mallorca. Allí, nos enfrentaríamos a un filial con la moral por las nubes, ya que el ascenso del primer equipo había instalado el estado de optimismo en toda la ciudad. El objetivo estaba claro: había que aguantar sin encajar goles. Y así lo hicieron los nuestros.
Cuando pasado el minuto 96, el colegiado pitaba el final, los aficionados desplazados hasta Mallorca y los propios jugadores saltaban, se abrazaban y lloraban, sabedores del hito logrado esta temporada. Quizá sea buen momento para recordar que, hace justo un año, estábamos ascendiendo a Tercera división. Ahora, somos equipo de Segunda B. ¡Gracias, equipo!