El pasado 25 de agosto de 2020, la todavía Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con motivo del inicio del curso, decía “pondremos en marcha la mayor bajada de ratios de nuestra historia educativa: las nuevas generaciones necesitan otra atención y los profesores necesitan más tiempo para destinar lo a sus alumnos como merece. Mi deseo es que la bajada de ratios sea permanente”
Hoy solo seis meses después en Getafe hemos descubierto que dicha afirmación, una más, era falsa, el próximo curso volverán las ratios antiguas, las de antes de la pandemia, y se suprimen aulas en nuestros centros públicos, es decir, habrá menos aulas, concretamente para el grado de Infantil de menores de 3 años.
Como decía la propia Díaz Ayuso, esto afecta directamente a las niñas y niños de nuestra ciudad, pues “los profesores necesitan más tiempo para destinarlo a sus alumnos como merecen”. En Getafe, los centros públicos de los colegios Mariana Pineda, Fernando de los Ríos, San José de Calasanz y Julián Besteiro son el primer paso del enésimo ataque a la educación pública del Partido Popular y Ciudad nos en nuestra región.
Han decidido eliminar esas plazas sin conocer cuántas personas van a solicitarlas. En la región con menor inversión per cápita en educación pública, la financiación de la educación concertada subió un 25 % en los últimos diez años; y el conjunto del gasto de las familias en este ámbito ha crecido en la última década cerca de un 45 %. Este cierre de aulas, vuelta alas ratios anteriores y falta de inversión pública solo tiene un objetivo: beneficiar a las escuelas concertadas y privadas de nuestra ciudad. Si a todo esto le sumamos el fracaso del modelo deconstrucción por fases de colegios de Getafe como el Miguel de Cervantes, con todo lo que ha conllevado que los niños y niñas soporten las obras del colegio desde hace 6 años, comprobamos que el desgaste de lo público es su manera de hacer política.
El componente ideológico y social de estas actuaciones es clave. Las fuerzas reaccionarias tienen como objetivo acabar con el ascensor social que siempre ha tenido como principal motor la educación pública. Hoy, en Madrid, la movilidad social que permite que individuos nacidos en orígenes sociales más humildes tengan capacidad de situarse en otro punto dela distribución de la renta y la riqueza prácticamente es residual. Un niño o niña que nace pobre está condenado a seguir siéndolo por no disponer de las mismas oportunidades que un niño o niña que nace rico.
El próximo 4 de mayo nos jugamos la educación de nuestras hijas e hijos, la oportunidad de que tengan derecho a una vida mejor, de que sus vidas no vengan condicionadas por las de sus padres o madres. Como decía Pablo Iglesias en su visita al colegio de Los Molinos, “no puede ser que la calidad de la educación pública la decidan los barrios de Salamanca o Núñez de Balboa, tiene que decidirse por la mayoría social”.
Para eso tenemos la mayor herramienta inventada por el ser humano: la oportunidad de decidir con nuestro voto un cambio de rumbo radical en nuestra región que nos lleve a pasar del último puesto en inversión educativa pública al primer puesto. ¡Con tu voto, PODEMOS recuperar Madrid para su gente!