Es muy importante beber agua y más en esta época del agua, pero es importante destacar que el agua del tiempo refresca más que el agua fría. 

Evitar los refrescos porque conducen al efecto contrario que su propio nombre indica. Estas bebidas suelen contener altos niveles de azúcar y esto nos lleva a deshidratarnos aún más. 

A los helados les ocurre lo mismo que a sus hermanos los refrescos. A pesar de que sea el postre por excelencia del verano, su alto nivel de azúcar nos llevará a tener sed y por ende, a deshidratarnos. 

Evitar las bebidas alcohólicas. El alcohol detiene la producción de la hormona HAD (antidiurética) que regula que los líquidos del cuerpo y nos lleva a deshidratarnos. 

Evitar comidas pesadas  o altas en grasa  porque provocarán una digestión más larga que aumentará nuestra temperatura corporal. 

Sustituye las comidas fritas en verano por opciones a la plancha o al wok. 

Aumentar la ingesta de pescado (sobre todo pescados ahumados porque al no necesitar cocción, el cuerpo asimila mejor sus nutrientes), frutas, verduras y hortalizas. Estos tipos de alimentos son altos en vitaminas y minerales que nos aportan antioxidantes para resistir al calor.

Aumentar los alimentos con fibra para sentirnos más ligeros como avena, quinoa, legumbres, frambuesas, aguacate o alcachofas.