Una realidad mayor, superpuesta a la “muñeca” de otros gastos de menor cuantía. Un presupuesto administrativo es una matrioska abstracta y hasta cierto punto fractal, en la que se ordenan los pagos, provenientes del ordeño de la población. Verlo así, nos acerca a una realidad que en el año 2022, circulará en paralelo a un crecimiento económico del seis por ciento.
El pasado día 28 de octubre, en el muy laborioso y digno barrio de Vallecas, se presentó en el registro de la Asamblea de Madrid el presupuesto de la Comunidad para al año que viene. En el que estamos viviendo, todavía andamos buscando quién nos ha robado el mes de abril, el de mayo, e incluso noviembre, al que no nos ha dado tiempo a conocer de cerca.
Cifras mareantes para el común de los mortales. Los que buscamos entre las pelusas del monedero tenemos que hacer un esfuerzo de atención: veintitrés mil millones y pico para dar cobertura a todas las competencias, que en el monopoly de las comunidades autónomas suponen un plus de responsabilidad ante todos los que religiosa, (y laicamente), pagamos el diezmo estatal.
Dijo el ínclito Lasketty que “cada euro se va a aprovechar al máximo” y no le voy a quitar la razón en la intención de la frase. Lo importante va a ser que se cumpla, y ahí tendrán que estar los grupos de la oposición, para fiscalizar este gesto de necesaria eficiencia. La bancada verde, ya sea en tono pastel (Más Madrid) o con matices clorofílicos (Vox) disputará cada uno a su estilo y centrados en la retórica, un discurso neoecológico, por un lado, o de recorte burocrático-político por otro. En el grupo del rojo pasión (PSOE) o del purple rain (Podemos) harán esfuerzos por redoblar su voz, en unos tiempos en los que no disfrutan de huestes pobladas.
Sea como fuere, a mi no me suena mucho a liberal, el hecho de programar un aumento de las partidas de un 14,8 por mucho que nos lo pinten de azul marengo. La liberalidad es dinámica, revolucionaria y hasta cierto punto de puño cerrado (pero no por socialista, sino por ahorrativa y generadora de riqueza). El partido de Ayuso, hasta hace cuatro días, levantó el estandarte liberal, que la derrota de Ciudadanos dejó sobre el campo de batalla. Matrioskas de la política, donde una figura conservadora se mete dentro de otra, como caballo de Troya. Rebaja de medio punto en cada tramo de la tarifa autonómica. Esto sí rema a favor de la gente.
Cifras mareantes para el común de los mortales
Se mantiene la inversión en una competencia tan importante como la sanidad, y el surtidor marca dos mil millones a la atención primaria, o cientos de millones para la reforma de grandes hospitales. Serán bien recibidos estos curetajes, en un sector complicado de gestionar y torpemente informado por parte del ejecutivo regional: ¿por qué no se explican las carencias en profesionales o los rumores sobre cierres? 200 millones para contratación de médicos, 460 para gastos de personal, merecen más visualización. Gabinetes de comunicación y asesores no faltan en los despachos de la avenida de Pablo Neruda, para que, por ejemplo, Marbán nos proporcione un triaje digno, a falta de diagnóstico.
Bienvenida fue, en su día, la medida de aligerar de 9 a 13 las consejerías, y como buen fractal, se adelgazó la nómina de altos cargos, sirviendo al noble arte de la eficiencia en la asignación de recursos. Reconozcámoslo; el verdadero peso del trabajo administrativo lo llevan desde la cúspide de técnicos, hasta el último ordenanza que gentilmente, abre los postigos y entrega en mano las buenas noticias. Para planificar y darle creatividad a las políticas públicas, los departamentos actuales, con su político a la cabeza, son más que suficientes.
Y qué me dicen de los fondos Next Generation. A estas alturas de la película, ya no imaginamos a un grupo juvenil de moda, sino la burocrática y nutriente lluvia de euros europea, para recuperación económica. Los Presupuestos regionales se nutrirán de un maná de 746,4 millones, que se recibirán, a porta gayola, y con festival de ruedas de prensa, allá por febrero. Qué gran oportunidad, para que administración y empresas, construyan sinergias en torno a proyectos comunes para la ciudadanía. Bien es cierto que hubiera sido mejor no dependen de créditos que, inevitablemente tendremos que devolver con sacrificio de generaciones. Un nuevo plan de salud mental y adicciones, con vigencia hasta el lejano 2024, dotado con más de 33 millones, que valdrá para ahorrar en pastillas invirtiendo en atención y prevención. Dosis de optimismo, autoconocimiento y positividad, jugarán a favor de una comunidad que debe mirar al futuro con la mirada alta.
La матрешка intermedia, no menos importante, es la del presupuesto en Educación, con seis mil millones de vellón, que supone un incremento de 16,4 puntos con respecto a 2019. En pleno debate de si repetir o no repetir, lo propio (que no lo único) que se puede pedir es que la inversión merezca la pena para darle un revestimiento de eficacia, en este caso, a los impuestos públicos. No debemos bajar el listón más, sino preparar para superar barreras altas. Ahí esta la perspectiva adecuada. La educación será esfuerzo, dedicación, superación y conocimientos o no será. Aquí no caben medias tintas. Formar al profesorado, el MIR educativo, la digitalización de las aulas, bajada de ratios, son objetivos loables y realizable. 156 millones para inversión en centros educativos, revitalizar la FP. ¡Pónganse en marcha, ya! Se educa como se vive, con trabajo y pasión.
La sucesión de muñecas pequeñas continúa sin fin: Carreteras (cerrando círculos, terminando de tejer las redes de unión entre grandes vías), investigación y desarrollo, cultura, patrimonio histórico, y aquí con la iglesia hemos topado. Se lleva la mayor parte de la inversión en este concepto y por lógica es así debido al patrimonio que abarca, pero ¿no ha llegado el momento de ahorrar en el pago de misas, de manera oficial? Reyero, el Ciudadano, ya lo apuntó. Aceptamos toros con rebaja, obviamente (de 4,1 a 3 millones) pero, ha llegado el momento de separar lo divino de lo político, porque juntos pueden hacer estragos.
Esa realidad mayor, la cotidiana, es la que se vive pisando la acera de Vallecas, entrando en el bar Moreno y pidiendo café del bueno, o reflexionando mientras se mira la ciudad desde el Cerro del Tío Pío. La Asamblea misma, es una matrioska dentro de un Madrid que nos arrebata.