Debía celebrar su 50 cumpleaños, pero el coronavirus tenía otros planes. El Festival AlCINE de Alcalá de Henares y la Comunidad de Madrid ha visto trastocados, como todo el mundo, sus planes. Reducciones de aforo, estrictas medidas de seguridad, supresión de actividades multitudinarias y un sinfín de ‘contras’ se le han puesto delante cuando, en teoría, debía ser un año redondo para el mítico certamen.
Medio siglo de vida no se cumple todos los días y, por ello, la organización ha decidido que, este 2020, no será su aniversario. Ha llevado a cabo aquello que proponían muchos por redes sociales: este año, no computa. Así que, las 50 velas se quedan ‘reservadas’ y, este 2020, la edición va dirigida al otro mundo que nos ha salvado cuando el nuestro se paralizó por el confinamiento: el streaming. Una edición a la que han bautizado como ‘limited’ (limitada) y que se celebrará del 6 al 13 de noviembre.
Así nos lo cuenta su director, Luis Mariano González, quien asume que el futuro pasa por la tecnología y que ALCINE lo sabe y tiene presente no solo desde la pandemia, sino desde hace mucho tiempo.
Revolución tecnológica.
‘ALCINE 2020 (limited edition)’ va a jugar con un formato semipresencial. Mantendrá sus dos principales sedes, el Teatro Salón Cervantes y el Corral de Comedias (ambos, al 50%), pero se lleva al mundo online propuestas como ‘Idiomas en corto’. En contrapartida, los contenidos de ese brazo del festival se podrán encontrar en Vimeo, “para que los profesores lo utilicen de manera didáctica”. Filmin será otra de las plataformas de las que se nutra ‘ALCINE 2020’.
Para el director del festival, el paso al streaming no supone una pérdida. Al contrario, considera que es lo natural. “El futuro del cine está vinculado al streaming, a ver las cosas desde cualquier lugar o pantalla”, cree. Algo que el mundo del cortometraje viene haciendo mucho antes de la ‘moda’ por las circunstancias actuales. “El corto se ha convertido, ahora, en el único ala solvente de la industria”, asegura, al contrario de los largos. Un mundo que, en este momento, está “paralizado” y con “miedo a estrenar”.
Aún así, “ALCINE”, matiza, “quiere seguir apostando por lo presencial”, prueba de ello que mantenga las sedes para esta edición en la que tendría la excusa perfecta para no hacerlo. No obstante, explica Juanma, “nosotros ofrecemos el matiz de evento”. “Encuentros, foros, debates… actividades extracinematográficas que nos permitan convertir el festival en un valor añadido, más allá de las proyecciones”.
Sin duda, la clave de ALCINE es su apuesta por el cortometraje como protagonista. Habituados a verlo como “el aperitivo”, dice Luisma, en el festival “hemos conseguido que la gente solo venga a ver cortos”. Además, el director considera a que la ‘batalla’ está ganada. “Hay una lucha en el corto español por llevarlo a las salas y estrenarlo”, explica. “Yo, desde hace tiempo, mantengo que el corto tiene vida propia y ha buscado sus canales”. Se reafirma en datos. “No hablamos de algo marginal; si sumamos todos los festivales de España, que debe haber más de 200, la cifra de gente que ve cortos es infinitamente mayor a la que ve largos”.
¿Cuál es la clave a la hora de ‘quedarse’ con un proyecto? Lo tiene claro. Parafraseando a Hitchcock, “todas o casi todas las historias están contadas, lo que no están desarrollados son todos los puntos de vista posibles”. “Cada vez me interesa menos aquello que está formalmente muy bien hecho”, confiesa. “Eso que es cómodo de ver, pero que, al mismo tiempo, no te afecta en nada”.
Ansioso, como cada año, por que llegue la cita, le preguntamos si la nostalgia le invade cuando todo pasa. “Todo es muy intenso durante un periodo de tiempo concreto, y llega el día en que el festival termina y te queda una sensación de vacío muy grande”, dice con una risa de medio lado. Lo positivo: “en Alcalá hay mucha actividad todo el año, con una programación constante en ALCINE Club y ALCINE de Verano”. Una rueda que le “ayuda a superar esa pequeña depresión post festival”.