En tiempos en los que la información y la desinformación corren a la velocidad de la luz y en los que el requisito fundamental que se le pide al político es su cercanía a una persona terrenal, real más que a una deidad. En tiempos en los que habíamos ganado más democracia, el PP nos responde con su habitual opacidad.

Opacidad que ha dejado clara en la gestión de esta pandemia y en concreto la del “Príncipe de Asturias” en plena tercera ola. ¿Qué está ocurriendo en las UCIs? ¿Cuál es la situación real en Alcalá de Henares? Todo escondido mal y rápido debajo de la alfombra como el polvo cuando viene una visita inesperada. Aquí la visita es el Covid-19.

Cuanto más hemos de enfrentarnos al intruso, menos datos tenemos, por tanto nuestra capacidad de enfrentamiento hacia él merma. En cualquier batalla esto es, sin duda, una crónica de muerte anunciada. La gestora del hospital, siguiendo las directrices del PP de Madrid, continúa sin dejar salir a la luz nada que permita anticipación. Opacidad antidemocrática.